6 consejos para cultivar clemátides

Dante Vargas

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Las clemátides son enredaderas o plantas trepadoras perennes de larga vida y tienen un papel importante en cualquier jardín de flores. Al trepar por las espalderas, trepar por los cenadores y enhebrarse entre otras plantas, las clemátides tejen un rico tapiz de color y textura. Sigue leyendo para conocer seis consejos que te ayudarán a tener éxito con la «reina de las trepadoras».

CONTENIDOS DEL ARTÍCULO

INVESTIGA UN POCO

Hay muchas clemátides diferentes entre las que elegir, y tienen una amplia gama de alturas, tiempos de floración, formas y colores de las flores. En lugar de elegir una variedad por impulso, vale la pena investigar más a fondo para saber qué esperar.

Mientras que hay cultivares compactos que sólo alcanzan los 3 pies de altura, otras clemátides pueden llegar a los 20 pies o más. La época de floración puede ser a finales de la primavera, en verano o en otoño, y las que vuelven a florecer lo hacen tanto a principios como a finales de la temporada.

Los estilos de floración también varían, desde las grandes flores individuales en forma de estrella hasta las dobles con volantes, las delicadas miniaturas e incluso las encantadoras flores en forma de campana. Y luego está el color. Las opciones incluyen el blanco, el rosa, el rojo, el burdeos, el lavanda, el morado intenso e incluso el amarillo.

Si tiene espacio, siga el consejo de los jardineros británicos y considere la posibilidad de plantar dos o más variedades diferentes una al lado de la otra. De este modo, obtendrá una muestra siempre cambiante de diferentes estilos de flores, colores y tiempos de floración.

ENTIENDA CÓMO TREPAN

Las enredaderas trepan de varias maneras. Algunas tienen tallos enroscados (como las glorias matutinas) o zarcillos (como los guisantes de olor). Otras tienen almohadillas adhesivas (hiedra) o raíces adherentes (como las hortensias trepadoras). Las clemátides utilizan los tallos de sus hojas, que pueden enrollarse como los zarcillos de una enredadera de guisantes.

Estos tallos de hoja enroscados son relativamente cortos y sólo pueden enrollarse alrededor de algo que tenga menos de 1/4 de pulgada de diámetro. Es importante recordar esto cuando llegue el momento de colocar un enrejado.

ELIJA UN BUEN LUGAR DE PLANTACIÓN

Las clemátides son longevas y no les gusta que las muevan, así que elige el lugar de plantación con cuidado. La ubicación ideal será un suelo bien drenado, rico y arcilloso. Si es posible, busque un lugar donde la zona de las raíces se mantenga relativamente fresca. En la mayoría de los casos, puede contar con las plantas cercanas para dar sombra al suelo. Si la zona de plantación es más abierta, piensa en cubrir el suelo con hojas trituradas o compost, manteniendo el mantillo a unos centímetros de los tallos.

Estos son algunos lugares en los que se puede plantar una clemátide:

  • Contra una pared (aunque no bajo un saliente donde no vaya a llover)
  • En una valla (coloque una malla metálica si es necesario)
  • Cerca de un arbusto o un árbol pequeño (para facilitar el apoyo)
  • Con otra enredadera (como un rosal trepador)
  • Sobre un cenador o una pérgola (coloque una malla metálica si es necesario)
  • A lo largo de la parte superior de un muro de piedra
  • En un enrejado independiente
  • Alrededor de un poste de luz o un buzón (coloque una malla metálica)
    En un contenedor

TENGA CUIDADO AL PLANTAR

El sistema radicular de las clemátides es más bien fibroso. Las plantas de uno o incluso dos años son más pequeñas que la mayoría de las plantas perennes, pero esto es normal. Tenga mucho cuidado al manipular la planta, ya que las cepas son frágiles y pueden romperse fácilmente.

Cava un agujero generoso, añade abono y mézclalo bien. Coloca la corona de la planta (donde las raíces se unen al tallo) a una distancia de entre 2 y 3 cm por debajo de la superficie del suelo. Rellena el agujero y riega en profundidad para asentar las raíces. Riega regularmente el primer año. Es de esperar que la planta pase su primer año estableciéndose, y que la floración llegue en el segundo año.

Rodea la planta joven con un cilindro de malla metálica para protegerla de los ratones, conejos y topillos que la mordisquean. Aunque la planta no alcanzará toda su altura el primer año, es importante ponerle un enrejado, desde el principio.

PROPORCIONAR UN SOPORTE ADECUADO

Hay algunos tipos de clemátides que tienen un hábito de crecimiento arbustivo, pero la mayoría han nacido para trepar. Como ocurre con otras plantas trepadoras, el extremo de crecimiento de la enredadera tiene una misión, siempre en busca de algo nuevo a lo que agarrarse. Cuando una enredadera no encuentra nada a lo que agarrarse, el extremo deja de crecer y se muere. Proporcionar el tipo de soporte adecuado desde el principio ayuda a que la planta tenga un buen aspecto y crezca bien.

Las vides de clemátide pueden romperse con mucha facilidad. Los tallos más viejos parecen leñosos pero se agrietan si se doblan. Los tallos jóvenes parecen flexibles, pero en realidad son frágiles. Esto hace que sea difícil rescatar una planta que empieza a flaquear a mitad de temporada. Para evitar la angustia, dedique tiempo a finales de la primavera y principios del verano a acorralar los tallos errantes y a atar el crecimiento superior.

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